-Querido, recuerda poner las manitas, te estás llendo de morro. Esa no es manera de salir de mi bolsa. Un hijo mío tiene que salir con estilo y elegancia. ¿Qué van a decir de mi si te ven todo caído?-
-Está bien Má, ya entendi, pero, ¿podrías levantarme por esta vez?
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